MAX NEUFELD Y EL SEGUNDO RESURGIR DEL CINE ESPAÑOL
MAX NEUFELD Y EL SEGUNDO RESURGIR DEL CINE ESPAÑOL
La industria cinematográfica también está prácticamente destruida, obligada a levantarse de sus cenizas para cumplir los nuevos designios de un gobierno que tiene clara su importancia como medio de propaganda ideológica. La tarea no es sencilla, aunque el cine español ya ha demostrado su capacidad de regeneración a comienzos de la década en una situación si no tan crítica como la actual, sí igualmente retadora; de hecho, hablar de una industria de cine español es fantasear sobre lo que pudo haber sido pero nunca llegó a ser, pese a disponer de los mimbres adecuados.
“Siendo innegable la gran influencia que el cinematógrafo tiene en la difusión del pensamiento y en la educación de las masas, es indispensable que el Estado vigile en todos los órdenes en que haya riesgo de que se desvíe de su misión.”
Consciente de la necesidad de apoyar la industria cinematográfica, pero igualmente pendiente de “salvaguardar los valores nacionales”, el Ministerio de Comercio e Industria publica en abril de 1941 otro decreto que obliga a que todas las películas extranjeras sean dobladas al español, instaurando un impuesto adicional para toda producción no nacional que, no obstante, resultará insuficiente para evitar la penetración comercial de otras cinematografías. Para diciembre son dos nuevas órdenes ministeriales las que ahondan en el intervencionismo estatal en la estancada industria cinematográfica. En la primera, publicada el 11 de noviembre, se definen las subvenciones a entregar a los productores de películas que cumplan una serie de requisitos, unos créditos que pueden llegar hasta el 40% del coste; también se crean los Premios del Sindicato Nacional del Espectáculo con el objetivo de recompensar las películas de mayor importancia del año. En la segunda, publicada el 10 de diciembre, se legisla el establecimiento de una cuota de pantalla por la que los cines deben exhibir una semana de cine español por cada seis de cine foráneo y, además, se definen las condiciones necesarias para la emisión de licencias de importación de cine extranjero.
Éste último decreto resultará particularmente importante. El objetivo del mismo es el gratificar con dichas licencias a aquellas empresas que inviertan dinero en la producción de películas nacionales de un adecuado nivel creativo y temático; a mayor cumplimiento de los requisitos indicados, mayor será el número de licencias otorgadas y, con ello, el de películas extranjeras –principalmente estadounidenses- que podrán estrenarse. Esto, que podría entenderse como una forma más de apoyo al cine nacional, encubre un control total del producto patrio que, cuanto más se amolde a los deseos e ideología del régimen, más facilitará la consecución de licencias de exhibición para los empresarios, el deseo ulterior de éstos dado que los mayores ingresos en taquilla siguen correspondiendo al cine foráneo. En consecuencia comienzan a aparecer inversores dispuestos a cumplir lo requerido con tal de obtener dichos permisos, y nuevas productoras se unen a las ya existentes en una explosión creativa que se inicia a comienzos de 1942.
“Las que haremos aquí serán películas españolas con envergadura internacional, compatible con su carácter típicamente español. En todas intervendrán actores españoles e italianos, tendiendo con ello a garantizarle un interés en ambas naciones.”1
Neufeld ya había filmado una película casi española en 1940, Fortuna –también conocida en España como Lluvia de millones-, filmada en los estudios Cinecittá de Roma con un equipo en el que se mezclaban actores y técnicos italianos y españoles. Fortuna había sido una más de las co-producciones ítalo-españolas puestas en marcha tras la finalización de la Guerra Civil gracias a las excelentes relaciones comerciales y políticas entre los regímenes fascistas de Mussolini y Franco, una manera de apoyarse económicamente entre dos países que se sienten hermanados en una ideología con muchos puntos comunes y una forma de vida similar. Sin embargo, y a diferencia de otros títulos más propagandísticos como la epopeya militar Sin novedad en el Alcázar / L’Assedio dell’Alcazar (1940) que había dirigido el italiano Augusto Genina, la película de Neufeld no tenía más intención que divertir y entretener con una historia ideada por el escritor italiano Alberto Consiglio que se desarrollaba en un país sudamericano –Argentina, por las referencias en la trama-: un arruinado aristócrata húngaro, que trabaja de redactor de modas en un periódico, se enamora de la hija del director al mismo tiempo que recibe una inesperada herencia, una cantidad insignificante de dinero y un boleto de la lotería irlandesa que, contra todo pronóstico, resulta finalmente premiado.
Lejos de retratar la represiva realidad del momento, Fortuna estaba indudablemente influenciada por las ligeras comedias burguesas de Mario Camerini y el cine cómico-musical de la RKO. La trama abusaba de los giros argumentales propios del género y se movía en un mundo lujoso de hoteles, fiestas y personajes escasamente perfilados aunque, por otro lado, reflejaba algunos postulados típicos de la época, como el valor de la posición social, el dinero como motor de la vida (“¡Cuando se pierden seis millones, se va a la cárcel!”, llegaba a clamar el peculiar director de la prisión donde se desarrollaba el final de la historia) y la aceptación de que el viejo mundo había cambiado, no sólo el referido a Europa como continente, sino a la concepción decimonónica de su estructura social, definitivamente trastocada tras el fin de la 1ª Guerra Mundial. El elegante y siempre bien vestido Esteban Pogány, el protagonista5, paseaba su caduca nobleza húngara y su gusto por lo europeo entre la redacción de un periódico y el hotel donde vivía, conformándose con sobrevivir de forma modesta sin mayores ambiciones personales y sociales, un detalle que indicaba su deseo de olvidar el supuesto glorioso pasado o, incluso, algo peor sobre lo que no se quería hablar; su fría reacción ante la inicial suposición de que se había convertido en millonario, en contraposición a la algarabía montada entre sus compañeros de trabajo y la actitud claramente avariciosa de su director, le mostraba con un aire casi fatalista que sólo la ligera respuesta de su enamorada, la joven Rosita López, parecía entender en su totalidad. Neufeld se mostraba claramente a gusto con éste personaje, quizás porque personificaba la nostalgia por el mundo imperial en el que se había criado, o quizás porque deseaba plantear la necesidad de que los antiguos valores no se perdiesen en medio de la convulsión que estaba azotando el viejo continente. Por el contrario el retrato de Don Pedro López, el voluminoso y exagerado padre de Rosita, era todo lo burlesco que podía imaginarse, más propio de ese mundo sin valores que se avecinaba.
Empero, y como toda comedia que se precie, lo que importaba realmente era el entretenimiento y la diversión. Neufeld revelaba una elegancia típicamente vienesa cuando movía su cámara y encuadraba a sus personajes, cuando mostraba los brillantes decorados del italiano Giorgio Pinzauti, o cuando manejaba hábilmente las respuestas –a veces brillantes- de sus protagonistas. Las referencias al perrito de la tía Denise, la actitud un tanto ida de ésta, los brillantes movimientos en el hall del hotel donde se hospedaba Esteban y, sobre todo, la delirante secuencia final -conversación incluida entre Don Pedro y el director de la prisión- en una cárcel que parecía diseñada por el genial Van Nest Polglase, el principal director artístico de la RKO, eran una muestra del buen hacer del director vienés. Por lo demás, Fortuna no había sido más que otra comedia de las manufacturadas por el régimen de Mussolini como distracción a un contexto social y político escasamente glamoroso.
La industria cinematográfica está, igualmente, en situación muy precaria pese al comparativamente enorme avance realizado en los dos últimos años. La producción está restringida a las dos principales ciudades del país, que también se reparten la mayoría de las salas de exhibición6. En Madrid y su provincia hay 4 estudios operativos (Ballesteros, CEA, Chamartín y Roptence) y uno todavía en remozo (Aranjuez); en Barcelona son también 4 los estudios en funcionamiento (Kinefon, Lepanto, Orphea Film y Trilla Orphea). La producción del último año en ambas ciudades ha sido escasa: 18 largometrajes en Madrid, 24 en Barcelona; tan sólo 4 más que toda la producción de 1935. Pese a esto la prensa especializada del momento, indudablemente colaboradora con el aparato propagandístico del régimen, tiene una visión optimista del inmediato futuro. Francisco Hernández-Blasco, redactor de la revista mensual Radiocinema, discurseará sobre ésta situación en el número de mayo:
“Ya no es una novedad afirmar que la cinematografía española marcha por un amplio camino de prosperidad y constante perfección. La producción va aumentando en forma bien visible, tanto en cantidad como en calidad, hasta el punto de ser una absoluta realidad la afirmación de que muchos de nuestros films pueden colocarse al nivel de los de cualquier país productor.”7
“Cuando tantas cinematografías del mundo están en plena crisis o en plena decadencia, en España el momento cinematográfico no puede ser más prometedor. Jamás país alguno ha tenido tan gran circunstancia, ni tan inmensas posibilidades, ni un mercado tan vasto, ni una vocación del público mayor. Todo ello hace suponer que esperan a la Cinematografía española días de esplendor y que el ingenio secular de nuestras Letras y la originalidad de nuestro Arte se hará visible en el mundo del celuloide, para el logro definitivo del Cine como Arte, pues como industria ya alcanzó entre nosotros la producción de películas cifras que son más halagadoras que todos los razonamientos.”8
Neufeld llega a Madrid a comienzos de abril de 1942. Aunque exilado en Roma desde julio de 1938, su estancia en el país trasalpino ha estado siempre bajo el control del Reichsfilmkammer, que le había prohibido trabajar desde finales de 1940 tras terminar el drama de época La prima donna che passa. Que dicho organismo regulador del Reich le autorice a viajar a España dice mucho de las excelentes relaciones entre los dos países y de la necesidad que tiene el cine español de talentos foráneos, artistas que puedan aportar su conocimiento y su experiencia a una industria que está resurgiendo de sus cenizas por segunda vez. En noviembre de 1941 dos comisiones del cine alemán e italiano habían visitado España para depurar los acuerdos ya operativos entre los tres países desde el final de la guerra civil, acordándose no sólo el intercambio de artistas sino la apuesta del gobierno español por material cinematográfico ítalo-germánico; la consecuencia más inmediata había sido el cambio de orientación en la compra de película virgen, que si en 1941 había sido preferentemente británica (5,8 millones de metros de la firma Kodak frente a los 4,3 de la alemana Agfa), para 1942 será abrumadoramente alemana (3 millones de metros de Agfa frente a los 0’3 de Kodak).
Como en otras colaboraciones entre la cinematografía italiana y la española el objetivo es disponer de dos versiones de la misma película como una manera de economizar el material mientras se procura darle un aire más definido a cada producción. En ésta ocasión Neufeld será ayudado para la versión española por su coguionista Enrique Domínguez Rodiño, cuyo dominio del alemán tras su estancia como corresponsal del periódico La Vanguardia en Berlín va a ayudar considerablemente al trabajo del director vienés; para la italiana, que portará el título Buon giorno Madrid!, es el veterano director teatral Gian Maria Cominetti, con escasa experiencia en el cine, el que con ayuda del polifacético Riccardo Freda -escultor, crítico de arte, guionista y director novato- operará en tal faceta. Pero esto no significa que se filmen dos películas, sino que ambos supervisores ayudan a Neufeld en su tarea de conseguir la mejor escena que sirva para las dos versiones, quedando para el montaje final las pequeñas diferencias entre ambas. Tras la cámara Neufeld cuenta con el italiano Enzo Riccioni, un profesional que ha fotografiado películas en un buen número de países europeos; el diseño de la producción es obra de la pareja formada por el romano Veniero Colasanti y el estadounidense John Drake Moore, que llevan haciendo cine desde 1940.
Los mimbres parecen los adecuados y la película comienza a rodarse en los estudios CEA a mediados de abril. El guión, finalmente escrito por Domínguez Rodiño y el propio Neufeld (con Alberto Vecchietti de escritor principal de la versión italiana), es sencillo pero repleto de situaciones propias del género: Paco, enamorado y asociado a Lolita Sol, la dueña del teatro Delicias que está montando una revista musical, organiza un concurso radiofónico con un premio para aquel que escriba la mejor canción sobre Madrid, que será incorporada al espectáculo teatral. Una de las seleccionadas es la sevillana Consuelo Aguilera, hija de un boticario, que viaja a la capital en compañía de su primo Ignacio, empeñado en vender una loción para el crecimiento del pelo. Ignacio es confundido con Roberto, un famoso tenor americano que Lolita está esperando para protagonizar la revista; Consuelo se encuentra con Roberto, quien se hace pasar por otra persona para ayudarle a ganar el premio. Tras diversos desarreglos, el enredo se resolverá tras ganar la sevillana el primer premio de 5.000 pesetas. Consuelo y Roberto terminan abrazados y sonrientes.
El rodaje marchará a buen ritmo. Un periodista del semanario Primer Plano, desplazado al estudio para entrevistar a Mercader, reflejará en su artículo el curioso funcionamiento de la producción:
“En el plató suenan voces en todos los idiomas llamando a mi gentil interlocutora. Max Neufeld, el realizador, marca, ensaya, pule y fija meticulosamente el gesto y la frase de María Mercader, y ésta, vibrando con su aguda sensibilidad, rellena de delicioso encanto la armazón que Neufeld, con tanta precisión, construye. (...) Algo cae con estrépito detrás de un decorado. De lejos llega el ruido de martillazos. Riccioni, el cameraman, ordena que centren un proyector. Neufeld y Cominetti discuten un pasaje del guión. Domínguez Rodiño interviene un momento en el debate.”12
Por lo demás Madrid de mis sueños tiene varias canciones al uso que Roberto Rey interpreta atinadamente, una escasa pasión en las escenas románticas propia de la actitud pacata del momento, y un dibujo muy somero de los personajes, en cuyas motivaciones apenas se entra. La versión italiana acortará el metraje reduciendo parte de algunas de las subtramas, como la tensa relación entre Lolita/Farra y Paco/D’Algy, remontando las secuencias principales sin que, con ello, se beneficie ni perjudique especialmente la historia. Muy probablemente influenciado por sus dos años de forzado asueto, Neufeld ha procurado ser eficiente antes que artístico, profesional antes que creativo. Y eso se nota.
El último golpe de claqueta tiene lugar en la semana del 24 de mayo con las escenas que se desarrollan en el salón de la emisora de radio. El coste total de la producción asciende a 1.850.000 pesetas, una cantidad por encima de la media del momento. Tras ello a Neufeld tan sólo le queda hablar de proyectos futuros y regresar a Roma mientras los montadores, Julio Peña Heredia para la copia española y Mario Bonotti para la italiana, terminan su trabajo en pos de un rápido estreno antes de final de año.
Para agosto Neufeld está de regreso en Madrid. SAFE no ha dejado que pase prácticamente tiempo alguno entre la finalización de Madrid de mis sueños y la puesta en marcha de su nueva producción, una comedia romántica titulada Idilio en Mallorca que el propio Neufeld había ideado durante su primera estancia en España y que, ahora, tiene ya terminada en forma de guión con la colaboración del novel Félix Aguilera. Su trama también hace uso de las excusas clásicas del género, en éste caso la de los amores supuestamente imposibles: Dos familias mallorquinas, los Bellver y los Villar, deciden solucionar un antiguo conflicto con el matrimonio de dos de sus hijos, Magdalena y Francisco. A la boda regresa Raúl, el hermano de éste último, justo a tiempo de encontrarse fortuitamente con una huída Magdalena, que le roba el coche antes de ser detenida por la policía. Ya en Palma, Raúl descubre que la ladrona no es otra que su futura cuñada que, enamorada de él, decide darle celos durante una fiesta en el yate de un multimillonario. Raúl termina peleándose con todos antes de confesar a su hermano que se ha enamorado de su prometida. El entuerto se resuelve al descubrirse que éste también tiene un amor secreto, lo que permite finalmente que las dos parejas se reúnan para un futuro mejor.
No habrá más títulos de la productora hispano-italiana. Madrid de mis sueños, que había sido exhibida en el X Festival de Venecia a comienzos de septiembre, es estrenada en la capital el 23 de noviembre con una recepción más bien fría, tanto por parte de la crítica especializada como del público. El guionista Antonio Más-Guindal, que ejerce de influyente comentarista en el semanario Primer Plano, la cataloga de “trivial” y asevera que “la película tiene el modo de hacer de su director, cuya mano extranjera se nota y no sabemos si lamentarlo o no al abordar el asunto, que en algunos momentos quiso ser castizo”17; Radiocinema, más positiva, dice de ella que "sobre un argumento gracioso y entretenido, con situaciones más o menos convencionales, se construye este film en el que resalta, sobre todo, una dirección suficientemente hábil e inteligente para conseguir que el espectador siga con interés la trama y celebre con regocijo las situaciones. Están bien definidos los tipos, movidos con soltura, y la cinta consigue lo que los autores del guión se han propuesto: divertir"18.
Casi en paralelo el jueves 3 de diciembre Idilio en Mallorca es exhibida en un pase privado para la prensa en el cine Rialto de Madrid, con “una simpática y agradable acogida por parte de los numerosos invitados que asistieron a la proyección”19. El público no la verá hasta el 25 de enero del siguiente año y, de nuevo, la aceptación será tibia. Más-Guindal seguirá insistiendo en su crítica en aquellos elementos casi xenófobos de un cine en plena progresión que, sin embargo, parece no aceptar su inferioridad frente a otras cinematografías más desarrolladas: “Las realizaciones de Max Neufeld siempre tienen un deseo de intrascendencia y diversión. No se pretende la profundidad, y por ello tampoco puede pedírsela; pero creemos –y a la vista están esos modelos extranjeros que se intentan copiar- que éstas películas de tono amable y ligero no están reñidas ni con la originalidad ni con la pulcritud literaria. El argumento de Idilio en Mallorca es manido y de escasa consistencia. Sus tipos psicológicos son patrones vistos, que aquí se esbozan, y si se aclara su contextura es por la bondad de sus intérpretes, que saben matizar las situaciones (...) La película, que en la producción nacional no pasa del valor discreto, se ve con simpatía; y si bien no es de las que pueden mostrarnos una tónica de pretensiones de superación, tampoco es de esas que sirven para lamentarnos. Una cinta más, cuyo asunto se desarrolla en Mallorca como podía hacerlo en otro sitio”20.
Antes de la primavera de 1943 SAFE habrá dejado de existir y sus ambiciosas intenciones iniciales, tan bien planteadas por Biancini en su presentación un año atrás, se juntarán a las de tantas otras productoras del momento surgidas y desaparecidas por la coyuntura política o la especulación económica. No obstante el cine español estará ya en vías de convertirse en una industria autónoma, si bien siempre sometida a las exigencias morales y sociales del régimen. Nuevos decretos proteccionistas, un mayor control censor, y un aumento de la producción convertirán a la década en un período especialmente brillante en la historia de la cinematografía española desde un punto de vista puramente industrial.
Sesenta y cuatro años después de su efímero paso por la cinematografía española el nombre de Neufeld sigue siendo tan desconocido como entonces. Sin ínfulas artísticas, sin pretensiones más allá del entretenimiento sano, el cine español de Neufeld no fue ciertamente importante para casi nadie en su momento pero, al menos, sí sirvió para que una industria que resurgía de sus cenizas pudiese comprobar en primera fila cómo se trabajaba desde otras partes de Europa y cómo se podía ser elegante en una comedia. Su aportación, como la de tantos otros extranjeros que durante los últimos años de la Segunda Guerra Mundial habían buscado trabajar en paz en la torturada tierra española, sólo puede medirse en términos positivos.
Producción: DURO FILMS (España) y STELLA FILM (Italia)
Distribución en España: PRODUCCIONES HISPÁNICAS
Productor: LEO MENARDY
Director de Producción: ANTONIO ROSSI
Argumento: ALBERTO CONSIGLIO
Guión: ALBERTO CONSIGLIO y PIER LUIGI MELANI
Diálogos: PEDRO DE JUAN
Fotografía: ANCHISE BRIZZI y GÁBOR POGÁNY [35mm - Blanco y Negro]
Decorados: JORGE PINSAUTY [GIORGIO PINZAUTI]
Montaje: DUILIO A. LUCARELLI
Música: ARMANDO FRAÑA [FRAGNA] y PEDRO BRAÑA MARTÍNEZ
Sonido: UMBERTO PICISTRELLI y ARRIGO USIGLI [R.C.A.]
Ayudante de Dirección: RAFAEL DE LAGO
Supervisor: PEDRO DE JUAN
Script: ISABEL GUYATT
Estudios: CINECITTÁ (Roma)
Intérpretes: TONY D’ALGY (Barón Esteban Pogány) - MARIA DENIS (Rosita López) - HUGO CESAR [UGO CESERI] (Don Pedro López) - IRENE CABA ALBA (Tía Denise) - LUIS PRENDES (Miguel Carvajal) – JONE SALINAS (Carmencita Morales) – OLINTO CRISTINA (Martínez) - MANUEL PARÍS - MIGUEL POZANCO - JOSÉ PORTES - EMILIO GUTIÉRREZ - PIERO PASTORE - UGO POZZI -ALFREDO MENICHELLI - ARNALDO FIRPO - MARIO MOLTESI - GIUSEPPE ZAGO - MARIO MAZZA - LIA LAURI - IGINIA ARMILLI - GIORGIO GENTILE - OLGA VON KOLLAR
Duración: 84 minutos [versión española]
Estreno en Italia: 28/VII/1940
Estreno en España: Madrid (Cine Avenida), 12/V/1941
MADRID DE MIS SUEÑOS (1942)
Título italiano: BUON GIORNO MADRID!
Producción: S.A.F.E. (España/Italia)
Distribución: HISPANIA TOBIS [España]; ARTISTI ASSOCIATI [Italia]
Productor: FERRUCCIO BIANCINI
Ayudante de Producción: VICENTE SEMPERE [versión española]; E. D’ERRICO [versión italiana]
Argumento: ENRIQUE DOMÍNGUEZ RODIÑO y MAX NEUFELD
Guión: MAX NEUFELD y ENRIQUE DOMÍNGUEZ RODIÑO; VINCENZO ROVI, ANITA FARRA y ALBERTO VECCHIETTI [Diálogos de la versión italiana]
Fotografía: ENZO RICCIONI [35mm – Blanco y Negro]
Operador de cámara: ELOY MELLA
Ayudante del Operador: JESÚS ROSELLÓN
Dirección Artística: VENIERO COLASANTI y JOHN DRAKE MOORE
Decorados: JOSÉ PINA y AMALIO M. GARÍ
Montaje: JULIO PEÑA HEREDIA [versión española]; MARIO BONOTTI [versión italiana]
Música: MANUEL QUIROGA y JESÚS GARCÍA LEOZ
Canciones: “Doña Manuela” y “Madrid de mis sueños” - letra de RAFAEL DE LEÓN, música de MANUEL QUIROGA
Sonido: LEÓN LUCAS DE LA PEÑA [Tobis-Klang-Film, Eurocord “N”]
Ayudante de Dirección: PEDRO OTZOUP [FEDOR ALEXANDROVIC OZEP] y ALBERTO VECCHIETTI
Supervisor: ENRIQUE DOMÍNGUEZ RODIÑO [versión española]; GIAN MARIA COMINETTI y RICCARDO FREDA [versión italiana]
Script: MARÍA LUISA FLEISCHNER
Maquillaje: JOAQUÍN CARRASCO, ANTONIO FLORIDO e IGINIO DE MARTINO
Vestuario: MARBEL y HUMBERTO CORNEJO
Estudios: C.E.A. (Madrid)
Exteriores: Madrid
Intérpretes: MARÍA MERCADER (Consuelo Aguilera) – ROBERTO REY (Roberto Sorell) – ANITA FARRA (Lolita Sol) – TONY D’ALGY (Paco Adell) – CARLO CAMPANINI (Ignacio Fernández, primo de Consuelo) – GABRIEL ALGARA (Santiago) – MARÍA BRÚ (Concha Aguilera, tía de Consuelo e Ignacio) – GIOVANNI GRASSO (Carlos Aguilera, padre de Consuelo) – ALFREDO HERRERO (Pedro) – XAN DAS BOLAS (Eusebio)
Doblaje de la versión italiana: ITALA ACUSTICA S.A. (Roma)
Dobladores de la versión italiana: ROSETTA CALAVETTA (Consuelo Aguilera) – GIULIO PANICALI (Roberto Sorell) – CARLO ROMANO (Paco Adell) - OLINTO CRISTINA (Carlos Aguilera)
Rodaje: Abril/1942-Mayo/1942
Duración: 2.404 metros – 88 minutos [versión española]; 2.000 metros - 75 minutos [versión italiana]
Estreno en España: Madrid (Cine Imperial), 23/XI/1942
Estreno en Italia: Septiembre/1943
IDILIO EN MALLORCA (1942)*
Título de rodaje: LA MUCHACHA DE MALLORCA
Producción: S.A.F.E. (España/Italia)
Distribución en España: HISPANIA TOBIS
Productor: FERRUCCIO BIANCINI
Ayudante de Producción: VICENTE SEMPERE
Argumento: MAX NEUFELD
Guión: MAX NEUFELD y FÉLIX AGUILERA
Fotografía: FRANCESCO IZZARELLI [35mm – Blanco y Negro]
Operador de cámara: ELOY MELLA
Decorados: AMALIO M. GARÍ
Montaje: JULIO PEÑA HEREDIA y ANGELO COMITTI
Música: JESÚS GARCÍA LEOZ
Sonido: ANTONIO ALONSO [Tobis-Klang-Film, Eurocord “N”]
Ayudante de Dirección: PEDRO OTZOUP [FEDOR ALEXANDROVIC OZEP]
Supervisor: FÉLIX AGUILERA
Maquillaje: JOAQUÍN CARRASCO
Vestuario: MARBEL y HUMBERTO CORNEJO
Estudios: C.E.A. (Madrid)
Exteriores: Mallorca
Intérpretes: ANTOÑITA COLOMÉ (Magdalena Bellver) – JOSÉ NIETO (Raúl Villar) – LUIS ARROYO (Francisco Villar) – JESÚS TORDESILLAS – JUAN CALVO – ANTONIO RIQUELME – MANUEL ARBÓ – ANA DE SIRIA – JULIA LAJOS – FELIPE FERNANSUAR – TERESITA ARCOS – LUIS LATORRE – FÉLIX FERNÁNDEZ
Rodaje: 20/VIII/1942-1/X/1942
Duración: 2.500 metros – 91 minutos
Estreno en España: Madrid (Cine Capitol), 25/I/1943
FIEBRE (1943)
Título italiano: FEBBRE
Dirección: PRIMO ZEGLIO y MAX NEUFELD [¿?]
Producción: UFISA (España) y BASSOLI-APPIA (Italia)
Distribución en España: UFILMS
Distribución en Italia: ENIC
Productor: SATURNINO ULARGUI
Argumento y Guión: PRIMO ZEGLIO y MANUEL AUGUSTO GARCÍA VIÑOLAS
Fotografía: ENZO RICCIONI y MARIANO RUIZ CAPILLAS [35mm – Blanco y Negro]
Decorados: PIERRE SCHILD
Montaje: ANGELO COMITTI y JUAN FRANCISCO GARCÍA
Música: JESÚS GURIDI
Sonido: FERMÍN RODRÍGUEZ MÚJICA [Radio-Cinema]
Supervisor: MANUEL DE LARA PADÍN
Maquillaje: WLADIMIR TOURJANSKY
Vestuario: MARBEL
Estudios: ORPHEA FILM (Barcelona)
Intérpretes: MARY CARRILLO (Juana) – CARLO TAMBERLANI (Javier Mendoza) – PAOLA BÁRBARA (Marga) – JESÚS TORDESILLAS (El abogado) – JOAQUÍN BERGIA – JUAN CALVO – MERY MARTIN (Lola) – ANA MARÍA QUIJADA – FÉLIX ROMANO (Pablo Arellano) – JOSÉ MARÍA LADO – ANTONIO BOFARULL – A. GIMÉNEZ VILCHES – GINÉS GALLEGO, PEDRO MASCARÓ – ARTURO CÁMARA – JESÚS CASTRO BLANCO
Rodaje: Noviembre/1942-Enero/1943
Duración: 2.650 metros – 96 minutos
Estreno en España: Madrid (Cine Imperial), 29/III/1944
1 Primer Plano, Nº 79, Año III, 19 de abril de 1942.
2 Ambas productoras acababan de colaborar en La Nascita di Salomè / El Nacimiento de Salomé (1940) dirigida por el suizo Jean Choux.
3 La española Raza de hidalgos (1927), protagonizada por él mismo y su hermana Helena. Entre sus títulos estadounidenses destacan sus dos colaboraciones con Rudolph Valentino –Monsieur Beaucaire (1924) de Sidney Olcott, y A Sainted Devil (1924) de Joseph Henabery-, y la interesante The Boob (1926) de William A. Wellman.
4 Gli Uomini, che mascalzoni! (1932) de Mario Camerini con Vittorio de Sica como protagonista.
5 Sin duda una broma entre compañeros de profesión, ya que Pogány era el apellido de uno de los cámaras.
6 94 salas en Madrid y 149 en Barcelona, según cifras del cierre de 1941. Huesca y Cáceres, con sólo 2 salas, son las capitales con menos cines del país.
7 Radiocinema, Nº 76, 30 de mayo de 1942.
8 “Índice Cinematográfico de España 1941”, página 63.
9 Los largometrajes Pasa el amor (1933) y Alalá (1933), y los documentales cortos Nuevas rutas (1935) –codirigida con José María Beltrán- y Sinfonía vasca (1936).
10 Behrendt, que también había codirigido en España Miguelón o el último contrabandista (1933), será arrestado en París y transportado a Auschwitz en agosto, donde morirá junto a otros cientos de miles de judíos.
11 Una semana de felicidad (1934), Poderoso caballero (1935) y Aventura oriental (1935).
12 Primer Plano, Nº 80, Año III, 26 de abril de 1942.
13 Primer Plano, Nº 82, Año III, 10 de mayo de 1942.
14 La carrera de Ozep es ciertamente interesante, con películas en la Unión Soviética –por ejemplo, el guión de la futurista Aelita (1924) de Yakov Protazanov-, Alemania –Der Mörder Dimitri Karamasoff (1931)- y Francia –por ejemplo, Gibraltar (1938)-. Tras su paso por España, terminó filmando en Canadá y Estados Unidos. Estuvo casado entre 1927 y 1931 con la actriz Anna Sten, una ucraniana que el productor Samuel Goldwyn intentó convertir en una gran estrella en Hollywood.
15 La mencionada Raza, la aventura bélica Escuadrilla (1941) de Antonio Román, y la comedia Éramos siete a la mesa (1942) de Florián Rey.
16 Ráthonyi, nacido en Hungría en 1908, había comenzado a trabajar para el cine en 1927 en Londres, como actor y ayudante de dirección en la productora British International Pictures. En 1929 había viajado a Hollywood y luego a París, como ayudante de Alexander Korda, antes de regresar en 1935 a Hungría desde donde colaboraba con la industria cinematográfica italiana.
17 Primer Plano, Nº 111, Año III, 29 de noviembre de 1942.
18 Radiocinema, Nº 83, Año IV, 30 de diciembre de 1942.
19 Primer Plano, Nº 112, Año III, 6 de diciembre de 1942.
20 Primer Plano, Nº 120, Año IV, 31 de enero de 1943.
21 Tras un largo rodaje que se prolongará hasta comienzos de 1943, Fiebre se estrenó el 29 de marzo de 1944 en Madrid, obteniendo el octavo premio del Sindicato Nacional del Espectáculo de ese año. El nombre de Neufeld no volverá a ser mencionado con relación a ésta película.
* Película supuestamente perdida.
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